Miércoles 17 de Octubre de 2007
El Miércoles sí que nos levantamos tempranito!!! Es que teníamos planeado una maratón de varios kilómetros y muchas paradas!!
Desayunamos en la terraza del hotel, con una vista magnífica del valle, aunque estaba un poco fresco ahí arriba, jejeje.
Zumo de naranja recién exprimido, las panquecas estas que ya averigüé cómo se llaman (beghrir!!), cafecito, manteca, miel.. (ya me dio hambre...) un espectáculo...
Volvimos al hotel a por las mochilas de viaje (como habíamos decidido pernoctar dos noches aquí, por primera vez no necesitábamos empacar todo otra vez, jeje)
Y partimos otra vez al asfalto. Habíamos decidido empezar por las gargantas de Todrá, ya que la guía aconsejaba visitarla por la mañana que es cuando más penetran los rayos del sol, debido a la profundidad de la garganta.
La única contra es que teníamos que viajar un poco más por rutas deserticas. El inicio de las gargantas de Todrá se encuentra al final de un valle repleto de palmeras, a unos 15km de Tinerhir, que a su vez se encuentra a unos 50km de Boumalne que es donde estábamos nosotros, jejejeje.
La guía (no tomábamos ninguna decisión sin ella!!) decía que la entrada a la garganta costaba 5Dh por coche. Como estábamos esperando el momento de pagar, no nos dimos cuenta de que ya estábamos en el mismísimo medio de la garganta hasta que no tuvimos dos gigantescas paredes de piedra a cada lado, jajaja. Es increíble, en su parte más angosta, donde solo caben la ruta y un pequeño río que corre a su lado, las paredes llegan a los 300mts de altura!!
En ciertas partes del camino había gente haciendo rappel por las paredes del desfiladero. Y en su parte más turística había puestitos de “souvenirs” como los que montan en el rally en medio de las sierras :p
También se veían pastores con sus cabras, algún que otro hotel o restaurant casi “tallado” en la piedra, grupitos de palmeras aquí y allá al costado del río, enormes socavones en la ruta... en fin, un paseo muy pintoresco y paisajísticamente fantástico. El río que te acompaña todo el camino no estaba en su mejor momento, supongo que por la época, pero así y todo es un agregado bellísimo.
El paseo por la garganta del Todrá se extiende por cerca de 35km hasta que la ruta se vuelve intransitable. En realidad, el camino sigue, y con un buen vehículo 4x4, con buen clima y equipamiento, se puede continuar haciendo un loop a través de Tamtattouchte hacia Msemrir y bajar por la garganta del Dadés. Pero basados en nuestra experiencia en el Valle de las Rosas, y montados en un Kia Picanto, preferimos volver por donde vinimos :D
A la vuelta, mucho antes de Tinerhir, optamos por dejar el coche a un costado y nos pegamos una caminata al costado del río, escuchando el ruido de la corriente y respirando el increíble paisaje.
Recorrimos otra vez los 50km hasta Boumalne du Dadés y tomamos el otro camino en la bifurcación, en dirección a las gargantas del Dadés. En el camino paramos a almorzar porque nuestros estómagos ya nos estaban reclamando. Esta vez elegimos sin mirar la guía, un hotel/restaurant en medio de la ruta cuya terraza estaba llena de turistas. Queríamos algo más local y autóctono pero es difícil de encontrar algo así por acá, de tantos turistas que hay!!
Al final la terraza estaba llena de abejas. Bueno... vale... había sólo dos... pero fueron suficientes para que nos vayamos adentro, jajaja. Ahí estábamos sólo nosotros, mucho mejor. Empezamos con una ensalada marroquina (la cual echo mucho de menos) y seguimos con un “omelette” que en realidad era una tagine revuelta con huevos, jeje. Pero que igualmente estaba delicioso!!! Sin mucha sobremesa (esta vez no hubo té de menta) decidimos partir enseguida puesto que teníamos una agenda apretada.
Al cabo de unos pocos kilómetros, comenzó la aventura... una foto a cada paso!!! Las gargantas del Dadés se extienden por 63km hasta Msemrir, más allá del cual, oootra vez necesitas un vehículo 4x4 para hacer el loop hasta Todrá. El paisaje era mucho más variado y colorido que Todrá.
Las paredes de la garganta se alternaban con profundos desfiladeros (la ruta baja y sube todo el tiempo, jeje), verdes valles de palmeras, montañas de roca lisa amarillenta, rojizas kasbahs camufladas con el fondo, increíbles curvas cerradas que me hacían agua la boca, caudalosos ríos de agua transparente, ruinas de fortalezas en las cimas, extrañas formaciones rocosas que parecían dedos callosos, riachos de barro que bajaban las laderas escalonadas, parches de sembradios verdisimos, todo esto alternado con un clima que no se decidía y pasaba de lluvioso a soleado, y de soleado a nublado a discreción, como queriendo acompañar el entorno que cambiaba constantemente.
Cuando se acabo la ruta, una fina lluvia caia sobre el paisaje. Pegamos la vuelta en medio del barro y emprendimos el regreso, maravillandonos aún más que a la ida.
Anochece muy temprano por aquí. Llegamos al hotel poco antes de las 19.00hs, ansiosos por una deliciosa ducha caliente. Habíamos pasado un poco de frío a últimas horas de la tarde.
Otra vez tuvimos la oportunidad de escuchar el llamado de las mezquitas, cuyo eco inundaba todo el valle y llegaba hasta nuestra ventana con una claridad escalofriante.
Esa noche cenamos en el restaurant del hotel. Teníamos ganas de andar en pantuflas una vez. Se come muy bien ahí, no es tan pijo como el de al lado pero se come muy bien. Marche una sopa marroquina y una tagine!!
Esta vez sí terminamos con el té de menta... es que ya lo echábamos de menos.
Una furiosa tormenta azotó el valle esa noche... El viento zumbaba violentamente contra nuestras ventanas... pero no podía llegar a nosotros... en el mejor hotel que habíamos pagado hasta ahora, y en los brazos de mi príncipe protector, dormí como un bebé toda la noche...
Desayunamos en la terraza del hotel, con una vista magnífica del valle, aunque estaba un poco fresco ahí arriba, jejeje.
Zumo de naranja recién exprimido, las panquecas estas que ya averigüé cómo se llaman (beghrir!!), cafecito, manteca, miel.. (ya me dio hambre...) un espectáculo...
Volvimos al hotel a por las mochilas de viaje (como habíamos decidido pernoctar dos noches aquí, por primera vez no necesitábamos empacar todo otra vez, jeje)
Y partimos otra vez al asfalto. Habíamos decidido empezar por las gargantas de Todrá, ya que la guía aconsejaba visitarla por la mañana que es cuando más penetran los rayos del sol, debido a la profundidad de la garganta.
La única contra es que teníamos que viajar un poco más por rutas deserticas. El inicio de las gargantas de Todrá se encuentra al final de un valle repleto de palmeras, a unos 15km de Tinerhir, que a su vez se encuentra a unos 50km de Boumalne que es donde estábamos nosotros, jejejeje.
La guía (no tomábamos ninguna decisión sin ella!!) decía que la entrada a la garganta costaba 5Dh por coche. Como estábamos esperando el momento de pagar, no nos dimos cuenta de que ya estábamos en el mismísimo medio de la garganta hasta que no tuvimos dos gigantescas paredes de piedra a cada lado, jajaja. Es increíble, en su parte más angosta, donde solo caben la ruta y un pequeño río que corre a su lado, las paredes llegan a los 300mts de altura!!
En ciertas partes del camino había gente haciendo rappel por las paredes del desfiladero. Y en su parte más turística había puestitos de “souvenirs” como los que montan en el rally en medio de las sierras :p
También se veían pastores con sus cabras, algún que otro hotel o restaurant casi “tallado” en la piedra, grupitos de palmeras aquí y allá al costado del río, enormes socavones en la ruta... en fin, un paseo muy pintoresco y paisajísticamente fantástico. El río que te acompaña todo el camino no estaba en su mejor momento, supongo que por la época, pero así y todo es un agregado bellísimo.
El paseo por la garganta del Todrá se extiende por cerca de 35km hasta que la ruta se vuelve intransitable. En realidad, el camino sigue, y con un buen vehículo 4x4, con buen clima y equipamiento, se puede continuar haciendo un loop a través de Tamtattouchte hacia Msemrir y bajar por la garganta del Dadés. Pero basados en nuestra experiencia en el Valle de las Rosas, y montados en un Kia Picanto, preferimos volver por donde vinimos :D
A la vuelta, mucho antes de Tinerhir, optamos por dejar el coche a un costado y nos pegamos una caminata al costado del río, escuchando el ruido de la corriente y respirando el increíble paisaje.
Recorrimos otra vez los 50km hasta Boumalne du Dadés y tomamos el otro camino en la bifurcación, en dirección a las gargantas del Dadés. En el camino paramos a almorzar porque nuestros estómagos ya nos estaban reclamando. Esta vez elegimos sin mirar la guía, un hotel/restaurant en medio de la ruta cuya terraza estaba llena de turistas. Queríamos algo más local y autóctono pero es difícil de encontrar algo así por acá, de tantos turistas que hay!!
Al final la terraza estaba llena de abejas. Bueno... vale... había sólo dos... pero fueron suficientes para que nos vayamos adentro, jajaja. Ahí estábamos sólo nosotros, mucho mejor. Empezamos con una ensalada marroquina (la cual echo mucho de menos) y seguimos con un “omelette” que en realidad era una tagine revuelta con huevos, jeje. Pero que igualmente estaba delicioso!!! Sin mucha sobremesa (esta vez no hubo té de menta) decidimos partir enseguida puesto que teníamos una agenda apretada.
Al cabo de unos pocos kilómetros, comenzó la aventura... una foto a cada paso!!! Las gargantas del Dadés se extienden por 63km hasta Msemrir, más allá del cual, oootra vez necesitas un vehículo 4x4 para hacer el loop hasta Todrá. El paisaje era mucho más variado y colorido que Todrá.
Las paredes de la garganta se alternaban con profundos desfiladeros (la ruta baja y sube todo el tiempo, jeje), verdes valles de palmeras, montañas de roca lisa amarillenta, rojizas kasbahs camufladas con el fondo, increíbles curvas cerradas que me hacían agua la boca, caudalosos ríos de agua transparente, ruinas de fortalezas en las cimas, extrañas formaciones rocosas que parecían dedos callosos, riachos de barro que bajaban las laderas escalonadas, parches de sembradios verdisimos, todo esto alternado con un clima que no se decidía y pasaba de lluvioso a soleado, y de soleado a nublado a discreción, como queriendo acompañar el entorno que cambiaba constantemente.
Cuando se acabo la ruta, una fina lluvia caia sobre el paisaje. Pegamos la vuelta en medio del barro y emprendimos el regreso, maravillandonos aún más que a la ida.
Anochece muy temprano por aquí. Llegamos al hotel poco antes de las 19.00hs, ansiosos por una deliciosa ducha caliente. Habíamos pasado un poco de frío a últimas horas de la tarde.
Otra vez tuvimos la oportunidad de escuchar el llamado de las mezquitas, cuyo eco inundaba todo el valle y llegaba hasta nuestra ventana con una claridad escalofriante.
Esa noche cenamos en el restaurant del hotel. Teníamos ganas de andar en pantuflas una vez. Se come muy bien ahí, no es tan pijo como el de al lado pero se come muy bien. Marche una sopa marroquina y una tagine!!
Esta vez sí terminamos con el té de menta... es que ya lo echábamos de menos.
Una furiosa tormenta azotó el valle esa noche... El viento zumbaba violentamente contra nuestras ventanas... pero no podía llegar a nosotros... en el mejor hotel que habíamos pagado hasta ahora, y en los brazos de mi príncipe protector, dormí como un bebé toda la noche...
3 comentarios:
maravilloso,lugares fantasticos, felicidades...lch
Gracias Chaque!! Ya sos la única que me lee :D
Gracias por la paciencia!! Ni que fueras mi madre!! :p
Bueno, así ya somos dos ;)
Un beso
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